Al enfocarnos en que los estudiantes puedan aprender Inglés o más idiomas (como mandarín) desde temprana edad, ofrece beneficios prácticos y cognitivos, como una mayor flexibilidad mental y estimulación de la creatividad. Esta metodología se ajusta a los principios en educación infantil, por lo que ayuda a desarrollar competencias lingüísticas y cognitivas que estimulan la resolución de problemas y el desarrollo integral de los estudiantes.